El Amor no es ciego...


O no debería serlo... Muchas veces pensamos que por amor cualquier cosa es justificable, aceptamos que en nombre del amor nos sometan a cosas que nada tienen que ver con sus principios.
Nos enseñaron que “el amor es ciego” y por esa ceguera nunca pudimos detenernos a reflexionar.
En este artículo los invito a abrir los ojos, pero no solamente en cuanto órganos visuales, sino en cuanto ventanas que nos permiten ver retazos del alma. Los invito a tratar de quebrar con este mito de ceguera, sabiendo que romper con mitos en una sociedad tan estructurada como la nuestra, no es nada fácil.
En principio podemos decir que el amor es poder disfrutar junto al otro, nada tiene que ver con cuanto estoy dispuesto a sufrir por el otro o cuanto soy capaz de renunciar a mi.
Justamente amar, es tener la capacidad de ver a una persona tal cual es, teniendo conciencia de su individualidad única, es preocuparnos mas que nada porque la otra persona crezca y se desarrolle como es.
Pero en el amor nos encontramos con la paradoja de que dos seres se convierten en uno y no obstante siguen siendo dos.
¿Cómo entendemos esto? Lo podemos entender si pensamos que amar a otra persona no es perder nuestra propia identidad, ni tratar que el otro la pierda, es compartir un espacio en que nos volvemos “uno” si aceptamos al otro con las cosas que nos gustan pero también con sus defectos.
Amar no significa tener a la otra persona agarrada a nosotros, sino justamente lo contrario, pues quien realmente ama respeta la libertad, suya y de la otra persona, intenta entender cuando su pareja le dice que las cosas ya no marchan, no quiere decir que no sufra por todo esto, pero deja la puerta abierta todos los días invitando a la otra persona a que este con el por amor, pues es muy triste que la otra persona se quede con nosotros por obligación.
Quizás una frase nos ayude a tratar de entender esto; la escribió Fritz Perls el creador de la terapia Gestática, y puede ser aplicable no solamente al amor, sino para todas las relaciones humanas.

“Yo hago lo mío y tú haces lo tuyo.
No estoy en este mundo para llenar tus expectativas.
Y tú no estas para llenar las mías.
Tú eres tú y yo soy yo.
Y si por casualidad nos encontramos es hermoso.
Si no, no puede remediarse”.

Antes de finalizar resulta pertinente aclarar un punto mas, y es la diferencia entre el estar enamorados y amar.
Estar enamorados es hermoso, es pensar en la otra persona en todo momento, es estar con la otra persona y sentir que el corazón esta contento, es idealizar al otro. Pero imagínense ustedes si en nuestras vidas todo el tiempo estuviésemos enamorados. ¿Podríamos realizar las tareas cotidianas? ¿Podríamos relacionarnos con otras personas?
El enamoramiento es un instante largo o corto, que no necesariamente se da al inicio de una relación y después desaparece, sino que puede (y eso es lo hermoso) aparecer siempre, en cualquier momento de la relación. No tiene que ver con algo de la juventud, estar enamorados es un patrimonio de todos los humanos y además puede manifestarse de diferentes formas.
El amor no es para nada opuesto al enamoramiento, pero significa el momento en que podemos quitarnos la ceguera que produce el enamoramiento, podemos dejar el parche de fascinación por la otra persona y permitirnos pensar al otro como a alguien a quien amo como realmente es, con sus diferencias, permitiéndome, a veces discutir si es necesario, pero siendo también necesario llegar a un acuerdo.
Así podemos hablar de amor en el sentido de la madurez que alcanza una pareja, madurez que permitirá que siempre reaparezcan el enamoramiento।

Mauricio J. Strugo (Enero 2008- boletin electrónico n 11)