Padres


¿PADRES?
¿Por qué esta palabra con signos de pregunta? Porque ser padres no es simplemente parir un hijo, no es solo darle el apellido a alguien, tampoco significa cumplir con las obligaciones civiles solamente.
Una de las cosas que diferencian al hombre del animal en sus primeros meses de vida, es que el animal puede subsistir sin la presencia de otros, puede proveerse alimento y cumplir con otras necesidades básicas, en cambio el hombre necesita de otro que le provea todo esto, y que además de atender a sus necesidades básicas, le proporcione otras cosas, si esto no sucede el niño muere, por más cruel que esto parezca.
Este algo más, es aquello que hace que ser padres sea algo más complejo que parir un hijo.
No hay un manual para padres que nos diga que hacer en cada caso; y si este existiese siempre nos equivocaríamos al querer utilizarlo, porque no existe un prototipo de padres, ni tampoco hijos iguales a los cuales educar de la misma manera.
Sin embargo, podemos intentar comprender todas estas cuestiones despegándonos un poco de aquellas justificaciones, que aunque sirven para que podamos dormir mejor, no nos traen beneficios en nuestras relaciones humanas.
Ser padres desde la sociedad, significa cumplir un rol, el de educar, para que este niño que llega al mundo pueda vivir adaptado a las normas sociales, pero ¿No les parece que ser padres implica mucho más que cumplir con este rol? No digo que esta no sea una función importante, pero creo que todos aquellos que son padres, saben que no se trata solamente de educación, sino no habría diferencias entre un maestro y un padre.
Cuando una pareja, o una persona decide tener un hijo, desde ese momento este ya empieza a existir, aunque todavía no posea un cuerpo, siquiera un nombre; desde antes del nacimiento ya hay una persona que se irá gestando, que percibirá sensaciones y que aunque quizás no entienda todavía nuestro lenguaje, recibirá mensajes.
El ser padres es un sentimiento, se podría decir que es un deseo de “adoptar” a otra persona como hijo, y no tengamos miedo de utilizar la palabra adopción, pues cuando uno quiere ser padre, ya sea de un hijo concebido por una pareja naturalmente, o valga la redundancia, cuando ambos deciden adoptar por vía legal a un niño, en ambos casos no existe diferencia en cuanto a que, para ser padres debemos adoptar a otra persona como hijo nuestro y brindarnos a él, otra manera de decirlo sería que debemos “ahijar” a ese niño.
Porque si esto no pasa, entonces ser padres es solamente una ficción que jugamos para que se nos permita ser parte de la sociedad, aunque me cueste reconocer que existen personas de esta índole.
Cuando uno es padre desde este lugar, es cuando se anima a equivocarse, cuando se anima a soltar los manuales, que aunque dije antes que no existen, se pueden conseguir lamentablemente.
Uno no puede calcular ni predecir, porque en esto participa poco la razón, más bien hay un predominio del AMOR
Es que cuando una persona siente estas cosas en vez de pensarlas tanto, puede disfrutar de la paternidad, puede ser espontáneo y entonces aprender junto a cada hijo, el oficio, nada simple, pero muy gratificante de SER PADRES, dándoles a cada hijo todas nuestras enseñanzas, fortalezas y también debilidades, para que ellos aprendan a conducirse en su propia vida, tomando lo que ellos quieran llevarse de nosotros, solo eso y nada más, seguramente siempre será mucho más de lo que podemos alcanzar a ver.

Mauricio J. Strugo
(boletin electronico n°4 junio 2007)

El luchador y su Ultima Batalla






El luchador y si ultima batalla: sus recuerdos
Cuando empieces a leer esto quizás para mí ya no tenga sentido seguir luchando, tal vez esto que voy a contarte parezca una historia de esas que solo aparecen en los libros.
Me considero un luchador, porque viví diferentes batallas, y seguramente entenderás todo esto cuando puedas no solo leerme y escucharme, sino sentirme, dándote cuenta el porque soy un luchador, pero todos los somos de alguna manera ¿O no?
Seguramente habrá gente que al empezar a leer esto no se anime a sentirme, habrá otros que dirán que todas son patrañas. A estos últimos los invito a que vean mi numero de documento, que no es un simple papel, sino que lo llevo conmigo siempre, en mi propio cuerpo, como una marca imborrable que no son solo números sino que invocan cosas que no se si quiero recordar, aunque a veces, cuando cieno mis ojos, oigo gritos y un idioma que intento olvidar.
En estos momentos para muchos soy solo un estorbo, otro me tienen lastima y algunos me miran raro.
Soy jubilado, vivo en la Argentina y ya todos saben que es ser jubilado por estos pagos. A este país llegué cuando tenía 15 años, vivo con $150 de jubilación y algo de plata que me manda mi hijo de vez en cuando.
Mí castellano parece gracioso, hay gente que me pregunta porque hablo así y yo solo les contesto que hace mucho tiempo vivía lejos de aquí y que de muy joven me vine a la Argentina y todavía, me es inevitable confundirme en castellano.
Hasta los 15 años tuve el mismo nombre, era Jacob Yalom, Cuando vine a la Argentina me lo cambiaron por el de Jacobo y al poco tiempo todo el mundo me llamaba Juan, decían que era más fácil y más corto.
Voy a contarles un poco de mi pasado, de mi vida, solo será ese poco y no más, porque todo esto me hace muy mal. Nací en El seno de una familia judía de Viena en 1930, ya en esa época hubo gente que se dio cuenta de que algo extraño estaba sucediendo y se precipité a dejar todo, marchándose hacia otros rumbos, mi familia no quiso pensar en esta posibilidad, estaba muy integrada a la sociedad vienesa, a la cual les recuerdo todavía hoy se la conoce como la cuna de la cultura, ellos y por su puesto yo, participábamos del judaísmo en ocasiones muy especiales. Pero tres años después de mi nacimiento cuentan que todo cambio, la sociedad se volvió loca, poco a poco mi padre perdió todo lo que tenía, éramos 6 hermanos, mi madre y mi padre y estábamos acostumbrados a viajar constantemente, pero de pronto solo podíamos viajar hasta un alambrado que pusieron a 3 cuadras de nuestra casa, yo era un niño y en esa época solo me dedicaba a jugar con mis vecinos, pero recuerdo que un día pregunte a mi madre algo que me llamó la atención, quería saber que era aquella estrella amarilla que toda la gente del barrio llevaba en sus ropas, mi madre me miró fijamente y solo derramo una lágrima corno respuesta. Unos años después recuerdo que en un tren mis padres me dejaron una foto de la familia, me dieron un fuerte abrazo y se bajaron, quizás sin imaginar que pasaba, fue la última vez que los vi. Hoy tengo muy pocos recuerdos de mi familia, junto a mi cama conservo la foto de ellos y la observo de vez en cuando por las noches antes de dormir.
Recuerdos se me vienen a la mente por mas que los intento ahuyentar, justamente sigo recordando que fui llevado a un lugar donde había mucha gente, la mayoría de ellos eran jóvenes y me llamó mucho la atención que en ese lugar hubiese pocas mujeres y ancianos.
Enseguida me pusieron a trabajar en una fábrica en la cual, creo, hacíamos municiones para la guerra que parecía asomarse.
Todos los días temprano formábamos filas y separaban a los más débiles, los hacían subir a trenes, algunas veces recuerdo haber pensado el porque yo no podía subir a ese tren que quizás me llevaría a donde estaban mis padres.
Así pase mis días en aquel lugar frío no solo de clima sino de afecto, todos los días parecían noches, semanas infinitas, trabajábamos tal vez para sobrevivir, no pensábamos para no suicidamos. Hasta que una mañana vi a menos personas que de costumbre, ni siquiera estaban aquellos señores que nos confundían con animalillos, de lejos podía escucharse estruendos y gritos. El portón de aquel lugar estaba abierto, pero nadie se atrevía a atravesarlo, todos teníamos miedo a la libertad
No recuerdo corno, ni cuando exactamente pero aparecí en un barco lleno de gente, otra vez niños, adolescentes, todo tipo de gente en un solo griterío, que hoy seguramente me irritarían, pero que en aquel momento agradecí a Di-s, el poder escucharlos. Cuando pregunte a una señora donde íbamos me respondió a América, nos salvamos exclamé
Hoy podría seguir relatando todo sobre aquellos días, pero no lo voy a hacer, no por falta de memoria, sino porque muchos se dedicaron a contar sus historias acerca de aquellos días, y yo no me siento diferente ni tengo miedo de hacerlo aunque me resulte muy difícil.
Es que me queda poco tiempo, ya estoy viejo para seguir luchando, y además a veces veo que muchas cosas del pasado siguen pasando hoy.
Poco entiendo del presente, pero pude animarme a revolver mi pasado porque tengo mucho miedo y no es paranoia, tengo miedo a la humanidad.
Como dije una y mil veces en este relato, soy un luchador pero mis armaduras ya están herrumbradas, estoy acostumbrado a las batallas pero hoy quiero que ustedes me acompañen en esta.
En el año 2000 veo al mundo como en 1939, hubo muchos cambios tecnológicos que favorecieron la comunicación, hoy se habla de un fenómeno mundial, lo llaman "Globalización”, entiendo que es posible saber que pasa del otro lado del mundo en el mismo instante, pero no logro ver tal unión mundial.
Muchos me dirán que el mundo esta mejor, que las cosas son totalmente diferentes a esa época que relato. A mí solo me basta prender la televisión 15 minutos para comprobar mi hipótesis. Cada vez, proliferan mas religiones y sectas dogmáticas, que perdiendo la esencia básica, se encargan de insuflar resentimiento contra todo lo que pueda destruirlas.
Como podernos pensar que en este mundo superamos todas las expectativas, si ni siquiera superamos lo más antiguo que es entendernos entre los seres humanos.
No pretendamos sentirnos los elegidos de Di_s, para representar la razón en el mundo animal, cuando hablamos mas sobre tecnología que del amor. Que educación queremos dar a nuestros hijos, si no educamos con el ejemplo ¿No nos importa como va a quedar el mundo cuando sean ellos los que tengan que educar?
¿Queremos seguir creyendo que siempre tenemos razón? ¿Podemos perder una hora de nuestras tan ocupadas vidas y dedicarnos a hablar con los niños o con los mayores? ¿Qué necesitamos para darnos cuenta?
No soy especialista en nada, en mi vida no tuve tiempo, ni ganas de ponerme a estudiar, pero siempre observé y quiero contarles lo que veo, a esta altura ya me estarán acusando de ser un cascarrabias o un viejo quejoso pero ténganme un poquito de paciencia les aseguro que ya termino.
¿No creen ustedes que hoy también puede repetirse el holocausto? Es verdad que existen muchas entidades para impedirlo, pero acaso cada uno de nosotros, de alguna u otra manera no sentimos diferencias con respecto a otras personas. No dejamos de ir a lugares específicos por el ambiente: no hacemos de vez en cuando comentarios acompañados de adjetivos calificativos, hoy el odio y la diferencia no solo viven en Europa, no podemos, entonces, ser tan incrédulos y pensar que vivimos en un mundo mágico. Recuerdo que el otro día miraba la televisión y había una propaganda que decía: ‘La bestia no murió, esta mutando’ y saben que- a la vuelta de casa suelo ver jóvenes vestidos de cuero negro y las cabezas rapadas, que me hacen acordar mucho a aquellos señores de mi pasado, es mas a veces cuando paso por ahí, tengo miedo de que me den alguna orden y no poder resistirme a cumplirla, fueron años de obediencia sin ninguna objeción.
Siento el deber de hacer comprender lo que veo y lo que vi alguna vez- soy un luchador y quiero que ustedes también lo sean.
Pretendo que nos demos cuenta que todo depende de cada uno de nosotros, y que podemos ser luchadores o quedamos sentados esperando perder la batalla. Mi mensaje no es El Mensaje. Sino uno mas de aquellos que estamos acostumbrados a escuchar.
Yo simplemente quiero un mundo mejor, ya no sé si para mi, sino para mis nietos y los nietos de todos los abuelos. Deseo que comprendan, que el destino del mundo no depende solo de aquellos que gobiernan, sino que todos somos protagonistas de la historia.
Quizás antes de terminar de escribir, me quedé algo por confesar de mi propia historia, perdón si los molesto. Es algo que necesito terminar de decir, y es que tuve la oportunidad de contar todo lo que me paso a mis hijos, nietos. Conocidos y no lo hice, me acuerdo de todo como si hubiese ocurrido hace un rato, tal vez mi testimonio, como el de tantos otros, hubiese servido para construir un futuro mejor. Para uno, tres o todas las personas.
Pero no fui, ni soy un luchador porque enfrente a mis enemigos, Luché todo este tiempo contra el peor de los males “ el Miedo a Ser Uno Mismo”.
En este momento me siento a mi mismo, me encuentro y me reconozco, soy Jacob Yalom, tengo mi pasado, lo estoy escribiendo en el presente para que haya un futuro.
Termino de escribir y suelto la lapicera, lentamente cierro los ojos. Mi pulso se empieza a apagar, mi corazón se aburre de latir y por fin dejo de tener miedo a esas imágenes que me persiguen, la paz se acerca y las últimas palabras que escucho son las de mi madre antes de que suba a ese tren:
"zai guezunt main kind” (que estés bien mi niño)

MAURICIO J. STRUGO

(boletin nº 3 mayo 2007)

Creciendo


" Creciendo"
Una vida ¿Cuanto dura? ¿Cuantos años tengo para estar en este mundo? En general en la locura cotidiana,no solemos pensar mucho en estas cosas que tienen que ver con la existencia y el fin de nuestros días.
Al pensar en la muerte, que algún día llega, me angustio, pero al mismo tiempo me sirve como recordatorio para tratar de existir plenamente mientras tenga la oportunidad de estar.
Todos los seres que habitamos este planeta tenemos un ciclo vital: un árbol , primero fue semilla, luego planta para por último ser árbol, y para llegar a serlo, probablemente tuvo que pasar por varias circunstancias que amenazaron su existencia; por ejemplo la falta de agua cuando fue semilla, un niño travieso que le pego varios tirones al pasar, cuando apenas tenia unos centímetros y unas pocas ramas, o una tormenta que derrumbó a sus hermanos cercanos y casi por casualidad le regalo seguir viviendo.
Como seres humanos ocurre lo mismo, tenemos un crecimiento biológico y físico que nos va acompañando hasta el día de nuestra muerte, pero así como a los árboles, nuestra vida y el crecimiento dentro de ella dependen mucho de las circunstancias que nos tocan vivir y de como las resolvemos.
Las personas somos seres biopsicosociales, es decir que estamos atravesados no solo por lo biológico, sino también por nuestra sociedad y sus acontecimientos, al mismo tiempo que cada cosa que nos va pasando es tomada por la psiquis de cada uno de una manera totalmente diferente.
Crecer como un ser integrado en estas tres esferas, es ser consciente de los cambios corporales y evolutivos que me van sucediendo, reconociendo mis posibilidades e imposibilidades en cada etapa; sintiéndome parte de la historia del mundo en cuanto yo soy una parte de él y desde donde esté, estoy eligiendo que aportar a él.
Crecer no es solo adquirir más altura, ni que el pelo se me vaya poniendo blanco; tampoco es sólo dejar que cada año pase como sí nada, crecer es un honor que no todo el mundo tiene y que quizás me atreva a decir que no todo el mundo logra.
Crecer es ser activo y entregarse a cada experiencia que la escuela de la vida me brinda; cada cosa que me sucede buena o mala puede hacerme madurar, aunque el sabor algunas veces sea amargo y quedé por un buen tiempo en mi boca; crecer es respetar el honor que la existencia me da de seguir estando aquí y siendo consciente de ello, dejar de quejarme tanto por lo que no hay o lo que no tengo, para valorar mis posibilidades y a todas aquellas personas que me acompañan y me dejan acompañarlas en la ruta de la vida.
Ojalá pueda darme cuenta de cuanto envejezco cuando me quejo por todo y de cuan sabio puedo ser si llego a viejo cargado de experiencias que la vida se encapricha en regalarme.

Mauricio J. Strugo

(boletin nº 2 Abril 2007)

SER DIGNO DE SER



Ser Digno de ser...
“Soy lo que soy” no tendría que ser un dicho para no hacernos cargo de lo que hacemos o generamos en los otros, no debería ser una postura intransigente que nos mantenga estatizado frente a los demás.
Decir que soy lo que soy es pararme a observar mi mundo para ver en que estoy, que estoy haciendo y hacia donde voy; es un análisis momentáneo que no solo incluye el pensamiento sino también los sentimientos y sensaciones que nos ocurren en ese “darnos cuenta”; es importante tener en cuenta esto de la transitoriedad, pues como muchas veces suele pasar, cuando algo nos resulta solemos utilizarlo repetitivamente, quizás lo hacemos como manera de defendernos, de no afrontar la incertidumbre que genera descubrir otra posibilidad, crecer expandiéndome y esto también significa conectarnos con nuestras partes más jodidas, menos aceptadas, porque si nos definimos todos al principio decimos que somos buenos, solidarios, tolerantes y muchos otros adjetivos calificativos positivos, pero así como sabemos que es de noche porque tenemos también el día, que hace calor porque alguna vez experimentamos el tener frío, así también tenemos que mirarnos a nosotros mismos, sin recortarnos, comprendiendo que para cambiar algo, para modificarlo primero hay que experimentarlo, hay que conectarse con la posibilidad que eso que tanto me molesta de los demás habite en mi, aunque lo tenga bien guardadito en la cueva más oscura de mi ser.
La idea sería poder decir de mi que soy este que vino al mundo en un momento determinado, producto de dos personas que me concibieron, que formé y formo parte de una familia cuyos actos y formas de mostrarme la vida me afectaron sin duda, pero también hacerme responsable de lo que yo quiero hacer con eso; dejar de culpar a mami y papi para “agradecerles la vida” y entonces abrir los ojos a cada cosa que soy y que hago con ese ser al que ahora le toca vivir, asumiendo no solo mis aspectos más lindos, sino enriqueciendo mi manera de actuar.
En este mundo en el que muchas veces nos hacen sentir que no valemos, en el que pareciera que cuando se dictan las leyes o se generan las guerras nadie piensa en las personas tenemos que recuperar la dignidad, sentirnos orgullosos de lo que somos y tenemos, mirar a nuestro alrededor y darnos cuenta, que podemos ser dignos de ser o seguir quejándonos por lo que nos falta o peleándonos cuando a nuestro alrededor la vida se empeña en mostrarnos eso que no queremos ver.
“Ser y sentirse digno de Ser” esa es la cuestión ya que nadie es inmortal y sin darnos cuenta llega un día en que todo se apaga y ya no hay nada que hacer.

Mauricio J. Strugo

(Boletin nº1 Marzo 2007)

Mauricio J. Strugo




Mauricio José Strugo es Licenciado en Psicología con una especialización en Psicoterapia Gestalt (AGBA) y Educación no Formal. Como Educador No formal, capacitó jóvenes coordinadores de grupo, y dictó talleres de técnicas para enseñar a través de la utilización de los juegos y realizó capacitaciones sobre los grupos y sus problemáticas.
Como Psicólogo, trabaja en Buenos Aires realizando psicoterapia en la obra social del Ministerio de Economía, además de atender pacientes en su consultiorio privado en Resistencia Chaco y en Buenos Aires; además, coordina Grupos Terapéuticos Vivenciales, y realiza Talleres abiertos a todo publico con temáticas de interés general. Trabajó en la Subsecretaria de Desarrollo Social de la provincia del Chaco asesorando sobre proyectos para prevenir o tratar problemáticas actuales, como el embarazo adolescente,la drogadicción y dictando talleres sobre lactancia materna, la familia, el ser padres y los adolescentes. En la actualidad, se encuentra realizando trabajos de armonización para equipos en empresas, instituciones y organizaciones laborales y educativas, y publico su primer libro: “Puertas... hacia un espacio diferente”; Recientemente empezó a formar parte como socio de AGBA y pertenece al servicio de asistencia a la comunidad de la misma y al departamento de Parejas y Familias






Orientación Psicológica

  • Psicoterapia Individual
  • Parejas
  • Grupos Terapéuticos
  • Talleres Vivenciales
  • Dinamización de Equipos
  • Desarrollo de la Creatividad
  • Capacitaciones
  • Psicoterapia Online
Consultorio en Villa Urquiza/Belgrano R


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